El desperdicio de alimentos se ha convertido en uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos hoy en día. Por ello, esta nueva Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, publicada el 2 de abril de 2025 en el Boletín Oficial del Estado (BOE), busca reducir el volumen de comida que acaba en la basura a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde que se produce hasta que llega a tu mesa. A continuación, descubrirás cómo afecta esta normativa a los supermercados y, sobre todo, qué puedes hacer tú para adaptarte y contribuir a disminuir los residuos de comida.
Cómo afecta la nueva ley al desperdicio en supermercados
En primer lugar, esta ley exige que los supermercados, especialmente aquellos con grandes superficies (más de 1.300 m²), implanten planes de prevención para reducir las pérdidas de alimentos. Dichos planes incluyen identificar los puntos críticos en los que se produce el despilfarro y proponer estrategias para minimizarlo. También se impulsa la entrega de alimentos que, aunque no se hayan vendido, aún son perfectamente consumibles. Antes de que acaben en la basura, deben ser destinados a entidades sociales o bancos de alimentos para que puedan ser aprovechados por quienes más lo necesitan.
Asimismo, la ley promueve la venta de productos “feos” o con defectos estéticos a precios más bajos. Esto supone que las frutas y verduras con formas poco convencionales, pero perfectamente comestibles, se ofrezcan con descuentos para evitar que acaben en el cubo de la basura. Además, los supermercados están obligados a gestionar los productos que se acercan a su fecha de caducidad mediante descuentos atractivos o donaciones a entidades autorizadas, lo que reduce la posibilidad de que terminen en vertederos.
Por otro lado, las multas también forman parte de la normativa. Si un supermercado no cumple con sus planes de prevención, si destruye comida apta para el consumo o si descuida sus acuerdos de donación, podría enfrentar sanciones que llegan a miles de euros. Así, las empresas tienen un fuerte incentivo para ajustar sus prácticas y, de paso, asumir una responsabilidad social más clara en la lucha contra el desperdicio.
Repercusión de la normativa en los hábitos de los consumidores
Quizá te preguntes: “¿Y a mí en qué me afecta todo esto?”. En realidad, tú también formas parte importante de esta cadena alimentaria. Con la nueva ley, verás más productos con descuento en los supermercados, sobre todo los que están próximos a caducar o que presentan alguna ligera imperfección. Gracias a esta medida, puedes encontrar productos de buena calidad a un coste más bajo, lo que te permite llenar la despensa sin que tu bolsillo lo note tanto.
Además, esta normativa promueve un cambio cultural en restaurantes y bares. Ahora, estos establecimientos deben ofrecer envases gratis y reutilizables para que te lleves la comida que no consumas en el local. Así, se pretende normalizar la práctica de no dejar sobras en el plato y, en su lugar, darlas una segunda vida en casa.
También encontrarás más campañas de concienciación en medios de comunicación y en los propios supermercados. El objetivo es que comprendas la importancia de planificar tus compras, aprovechar mejor los alimentos y distinguir entre “fecha de consumo preferente” y “fecha de caducidad”. Al conocer estos datos, te resultará más fácil aprovechar mejor los alimentos y evitar que acaben en la basura cuando aún podrían formar parte de tus comidas.
Claves para adaptarte y reducir tus residuos de comida
Ahora que sabes cómo están cambiando las cosas en los supermercados, toma nota de unos consejos sencillos para poner tu granito de arena:
- Planifica tus compras: Planifica tus compras pensando en lo que realmente vas a consumir. Así te aseguras de no llenar el carrito con productos que acabarán olvidados y pasados de fecha en la despensa.
- Ordena tu despensa: Coloca delante los productos con la fecha de caducidad más cercana y guarda detrás los que duran más. De este modo, tendrás siempre a mano los alimentos que conviene utilizar antes, evitando que se queden olvidados y se estropeen.
- Aprovecha descuentos y productos “feos”: No tengas reparo en comprar frutas o verduras con formas curiosas. Siguen siendo deliciosas y suelen tener un precio más bajo.
- Aprende a distinguir entre “fecha de consumo preferente” y “fecha de caducidad”: Esta última indica cuándo el alimento deja de ser apto para su ingesta sin riesgos para la salud. La segunda indica que, pasado un día concreto, el alimento puede perder calidad, pero podría seguir siendo apto para comer.
- Sé creativo en la cocina: Las sobras pueden transformarse en guisos, revueltos o salsas. De este modo, reduces residuos y pruebas recetas nuevas.
- Pide envases en restaurantes: Si en un bar te queda comida en el plato, llévate las sobras a casa. Te ahorrarás el cocinar una cena y evitarás que la comida acabe en la basura.
Un paso hacia un consumo responsable y sostenible
En definitiva, esta ley busca alinear los esfuerzos de todos —supermercados, productores, distribuidores y consumidores— con los objetivos de sostenibilidad. Gracias a la reducción del desperdicio, no solo disminuye el impacto medioambiental, sino que también se aprovechan los recursos de forma más justa y consciente. Siguiendo unas pautas sencillas y aprovechando las oportunidades que ofrece la nueva normativa, podrás ahorrar dinero, comer de forma más responsable y contribuir a un futuro en el que la comida no acabe en el cubo de la basura.
No subestimes el impacto de tus acciones. Cuando vuelvas al supermercado, ten presente que tus elecciones pueden marcar una gran diferencia. Apostar por productos con descuentos, consumir lo que realmente necesitas y reutilizar las sobras puede marcar la diferencia. Juntos podemos convertir el desperdicio en un problema del pasado y avanzar hacia una cultura alimentaria más solidaria, sana y sostenible.
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