La piel es el órgano más extenso que hay en nuestro cuerpo, por ello, es esencial cuidarla por fuera y por dentro. Para conseguir lucir una piel perfecta es fundamental tener unas nociones básicas que Gema González, del Centro Noa Hidalgo, compartió con nosotros en un interesante taller en el Espacio 360º de nuestro supermercado en intu Asturias.

La ponente comenzó con una breve introducción sobre los tipos de pieles. Éstas se dividen en:

  • Pieles secas. Este tipo de pieles tienen un déficit de agua y lípidos.
  • Pieles deshidratadas. Este tipo de pieles tienen falta de agua.
  • Pieles grasas. Este tipo de pieles tiene mayor porcentaje de lípidos que de agua.
  • Piel normal. Aquella que tiene un equilibrio entre lípidos y agua.

Lo fundamental es saber que tipo de piel tenemos. Para ello, es necesario acudir a un profesional y realizar un reconocimiento. Esta será la forma perfecta de utilizar productos acordes, ya que en ocasiones se tiende a creer que se tiene un tipo de piel que no se tiene y se utilizan jabones o cremas para esa tipología de piel, consiguiendo no solo no mejorar el estado de la epidermis sino empeorar la situación.

Además, como bien se hace hincapié en los últimos años, la alimentación, el tabaquismo o el stress son factores que influyen en la salud de nuestra piel.

El sol

 La exposición a la luz ultravioleta, más popularmente conocida como UVA, tiene muchos beneficios tanto a nivel psicológico como físico, principalmente relacionado con la producción de vitamina D, una vitamina que nuestro cuerpo no sintetiza de forma natural, y que es necesaria para el buen funcionamiento del organismo. La exposición solar también previene enfermedades como la osteoporosis, la diabetes de tipo 1 o de enfermedades autoinmunes pero, en cantidades excesivas, puede ser responsable de trastornos oculares como cataratas, quemaduras de distintos grados, envejecimiento prematuro, cáncer de piel, problemas de hiper o hipopigmentación de la piel y otras muchas irregularidades y/o enfermedades.

Tipos de radiaciones

 Algo muy importante para elegir una crema de protección solar es saber a qué tipo de radiaciones estamos expuestos.

En primer lugar, hablaremos de los rayos UVA. Éstos penetran hasta la dermis y son los responsables de causar:

  • Un bronceado ligero y poco duradero
  • Fotoenvejecimiento prematuro
  • Manchas, lunares y arrugas

Este tipo de radiación no es absorbida por la atmósfera ni por las nubes, por lo que llega a la tierra al 100%.

Los rayos UVB penetran solo la epidermis, por tanto, la capa superficial de nuestra piel, y son los responsables de provocar:

  • Eritema solar
  • Quemadura solar
  • Melanoma

Este tipo de radiación es absorbida por las nubes y por la atmósfera. El cristal o la ropa pueden retenerla en cierto grado y, aproximadamente, a la tierra llega tan solo un 10%.

Además también existen los rayos infrarrojos y la radiación visible, de los que hablaremos a continuación.

Todo lo que tienes que saber sobre tu piel para exponerte al sol de forma saludable

Cómo elegir la crema más adecuada

Lo ideal será elegir cremas con alta protección (1), que tengan el símbolo UVB + UVA (2), y por tanto, protejan ante ambas radiaciones. El SPF (2) es el tiempo de protección solar que tenemos ante la exposición a los rayos solares. Por ejemplo, una persona morena serán 20 minutos multiplicado por el factor de protección, en este caso 50.

Los infrarrojos y la radiación visible

La radiación infrarroja y la visible, son dos tipos muy frecuentes en nuestro día a día, ya que estamos expuestos no solo a una alta protección solar sino también al uso de dispositivos electrónicos, a las luces artificiales… Para protegernos lo más recomendable es el uso de antioxidantes que eviten las reacciones radicalarias, como por ejemplo, la vitamina C.

Diferencia entre filtros químicos y físicos

 Otro detalle a tener en cuenta es la diferencia entre los filtros físicos y químicos. Los primeros, no son absorbidos por la piel y actúan como pantalla reflejando la luz. Suelen ser texturas más espesas que blanquean mucho y son de difícil aplicación.

Los filtros químicos captan la energía solar y la transforman en inocua, o bien, la transforman en calor. Como cosmético suelen ser más agradables ya que se absorben en la piel, pero también pueden provocar más alergias. Lo ideal sería un protector solar que combine ambos tipos de filtros.

Ahora que sabes todo lo necesario para proteger tu piel de las radiaciones, no olvides que es importante no exponerse en las horas más peligrosas del día, evita utilizar perfumes directamente sobre la piel, repite la aplicación de cremas solares, hidrátate y disfruta con cabeza.