La ducha diaria de tus hijos se ha convertido en un verdadero tormento en el que ellos insisten en que no quieren lavarse el pelo bajo ningún concepto. Regañinas, llantos, discusiones y actitudes similares terminan por afectar seriamente a tu tranquilidad. Por este motivo, te ofrecemos los siguientes trucos para que consigas tu objetivo fácilmente.

Trucos para lavarles el pelo a los niños

Pregúntales qué es lo que no les gusta. Su respuesta puede sorprenderte, pero al menos sabrás qué es lo que debes corregir para evitar el drama. En algunos casos es que el agua les caiga por la cara, en otros que el champú está frío, pero siempre tienen un motivo. Cuando lo conozcas, encuentra la solución más idónea.

Cambia la forma de mojarles el pelo. Como te hemos comentado, en ocasiones ellos piensan que van a ahogarse o no les gusta el agua por la cara. Usa una regadera u otro objeto que te permita mojarles el pelo, pero de forma más divertida y amena. Puede servirte una taza o un cubito de la playa para que entiendan que se trata de un juego.

Proteger sus ojos de forma divertida. Puedes optar por decirles que se cubran ellos mismos los ojos con algún tipo de manopla o esponja. Si son muy pequeños, usa una visera impermeable para lograr el mismo efecto.

Intenta encontrar algún cuento o unos dibujos animados en los que aparezca su personaje favorito lavándose el pelo. La imitación suele ser uno de los recursos más adecuados para lograr que tus hijos se conviertan en los mejores imitadores de sus héroes.

Usar algún recurso que distraiga su atención. Desde lavarle el pelo a su muñeca favorita a hablar de una posible visita a un lugar que sea de su agrado. Lo importante es no perder los nervios y conseguir tu objetivo.

Juega, sobre todo en verano, a que sean ellos los que te laven el pelo. Compartir el baño les calmará, además, al entender que es una actividad divertida es más probable que se lo pasen en grande y que le pierdan el miedo.

Pon en marcha tu creatividad. Desde usar cualquier dispositivo móvil para que vean su serie favorita, o una película, a crear una pequeña obra de teatro y convertir el champú en cualquier cosa que les convierta en protagonistas de una bella historia. La idea es que el baño sea una extensión de su cuarto y que entiendan que bañarse forma parte de sus juegos.

Y sobre todo: paciencia. No hay que ponerse nervioso en ningún momento ya que esa sensación se trasmite con facilidad a los niños. Si te lo tomas de otra forma, si sonríes, si demuestras que te sientes bien y que para ti también es una actividad lúdica, tus hijos te entenderán a la perfección y conseguirán calmarse. Es imprescindible crear un ambiente adecuado para evitar problemas. De ti depende conseguir tan loable objetivo con nuestros trucos y evitar, en lo sucesivo, que el drama de cada día sea un recuerdo del pasado.